Julio Villena nació en la puna jujeña pero lleva más años viviendo en Tucumán que en su provincia. Vino a estudiar Bioquímica y encontró su pasión en los laboratorios. Lleva 20 años como investigador del Cerela-Conicet, es doctor en Bioquímica y experto en inmunología.
- ¿Cómo viviste este año?
- Con sentimientos encontrados. Por un lado me parece fascinante todo lo que aprendí. Y por el otro, por lo afectivo, estar lejos de mi familia me costó mucho. Mis dos hermanas se enfermaron al mismo tiempo. Me desesperé, cuando te toca de cerca tomás la dimensión real de lo peligroso que puede ser.
- ¿Cómo crees que va a ser el año que viene?
- Va a depender de cuán efectivas sean las vacunas para que el virus deje de circular. Creo que vamos a tener incorporadas ciertas conductas de cuidado no sólo en relación a esta infección sino con otras más comunes, como la influenza.
- ¿Cómo analizás la carrera de las vacunas?
- La mayoría viene de plataformas que ya fueron estudiadas hace mucho tiempo, lo único que hicieron es cambiar el antígeno. En el caso de mi laboratorio estamos trabajando en conjunto con Guadalupe Vizoso Pinto en una plataforma en base a bacterias lácticas para desarrollar una vacuna contra la hepatitis E y tuvimos muy buenos resultados. Esa misma plataforma la estamos usando para el SARS-CoV2 y ahora vamos a empezar con los estudios para ver si logramos inducir inmunidad en los animales de experimentación.
- ¿Esta sería una vacuna tucumana contra la covid-19?
- Claro, sería una vacuna de mucosa. Las otras vacunas son inyectables y producen inmunidad sistémica, producción de anticuerpos a nivel de la sangre, pero a veces no logran evitar la primera fase de la infección. Las vacunas mucosas intentan evitar esa primera replicación.